martes, 6 de abril de 2010

INTRODUCCIÓN


Citando al ducho publicista Luchín Cárdenas Menacho comentando sobre el empuje arrollador de las comunicaciones, son sus palabras: “El mundo abrió la boca de asombro y no la cierra todavía”. Ahí hacía referencia a la televisión, el medio masivo más impactante del siglo XX, que nos llenó de intensas emociones, incluso de aquellas que escapan de nuestro mundo.

Pero esa época ya pasó. La anticuada “caja boba” va quedando obsoleta frente a un nuevo medio que supo ganarse a la gente por su capacidad de inmediato feedback, y porque ahí, no hay distinciones ni barreras para los usuarios que se vuelven dioses de la información. Buena o mala, cierta o falsa, pero información en fin.


El Internet comenzó como un nuevo medio de comunicación sin barreras de países, sexo o religiones. Millones podían encontrar información de temas diversos: conocimientos académicos, la vida de los artistas, trucos para juegos; incluso fue acabando con el trabajo de los carteros, y esto era solo el comienzo.


Poco a poco, esta red alimentada de un sinnúmero de de usuarios, aumentaba su protagonismo. Ya podíamos exhibir, cual vitral de tienda, parte de nuestra vida e información privada (la del día a día, gustos, aspiraciones) para darnos a conocer ante otros, sean o no de nuestro país. No era necesario ir a la tienda por un libro o al banco para saber de nuestras cuentas, en la casa estaba casi todo… casi, porque aún faltaba más.


Los soportes para almacenar y compartir información estaban (y están) en aumento. Ahora podemos publicar libros, opiniones, música y arte por Internet. Podemos ser quienes queramos y expresarnos como queramos. Insultar al jefe o al profesor ya no es un problema, porque los editores no existen en este juego.


¿Y si no existen y uno es libre de decir lo que guste? ¿Por qué no desquitarnos con una empresa también? Quizá de una que nos hizo hacer largas colas o que nos vendió un producto defectuoso. Si aquí nuestra opinión es escuchada y valorada (incluso “gusta” a los demás) no nos hace falta más que una computadora para empezar a crear corrientes de opinión o especulación que terminen por destruir a una empresa.


Pero internet, siendo la red más grande jamás existida, no deja de ser un medio de comunicación. Y al serlo necesita de profesionales que estén presentes, profesionales de la comunicación. Personas que sepan utilizar estas nuevas herramientas y aprovecharlas en el incremento de la imagen de una empresa; sea tanto como para el sondeo de la opinión como para la difusión de sus campañas. Las relaciones públicas empresariales están ante un nuevo desafío, están frente al gigante de la información, una tecnología que ya no puede pasar desapercibida, pero que si es utilizada correctamente, entrega sobresalientes resultados.

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